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sábado, 3 de diciembre de 2011

LA CONTAMINACIÓN DE LA ATMOSFERA



En plena revolución industrial la emisión de gases contaminantes a la atmósfera se realizaba sin ningún tipo de control, y las ciudades industriales se nublaban de hollín; hoy en día la contaminación atmosférica se encuentra en un mínimo, y los efectos sobre la salud no son tan notables. Pero esta mejoría puede ser transitoria debido a los patrones de consumo del hombre moderno.

El automóvil es el responsable de la mayor proporción de óxido de carbono y de nitrógeno a consecuencia de las elevadas temperaturas de combustión interna que requieren.


Otras formas de contaminación que tienen su origen en el sector industrial y la agricultura son especialmente dañinas para los seres vivos. Las industrias químicas emiten a la atmósfera variadas sustancias, algunas muy tóxicas como el mercurio o el plomo. Los seres vivos, al respirar el aire cargado de suciedad y veneno, se enfrentan a enfermedades; cuando penetra en los pulmones humanos reduce su capacidad inmunológica.

La sociedad debe reconocer que existe una cuenta que pagar, y la única forma de saldarla es mediante la ordenada disminución de la contaminación atmosférica. No tenerlo en cuenta significará que continuará creciendo, acumulando productos que en algún momento llegarán a ser letales.
Un medio ambiente saludable, aguas y aire limpios, suelos no contaminados y ciudades libres de atmósferas dañinas, son bienes sociales y públicos irrenunciables, que deben suministrarse o exigirse. En nuestros tiempos, más que nunca, los humanos debemos reconocer la necesidad de ver nuestro ambiente ecológico como algo primordial; debemos asumir que nuestra civilización no mejorará, más bien declinará o desaparecerá, si no incluimos la calidad del medio ambiente en nuestro presupuesto. Si no se actúa, dentro de unas décadas volveremos la vista atrás y descubriremos con terror que nos hemos demorado demasiado.

También las acciones voluntarias generaron basuras. La MIR rusa, como ejemplo de negligencia, lanzó al espacio cientos de residuos durante sus 10 años de vida. No es descabellado pensar que, metafóricamente, "el cielo puede caer sobre nuestras cabezas".
Aunque en general todos esos fragmentos y residuos que viajan sin rumbo, se desintegrarían si entrasen en nuestra atmósfera, existen antecedentes de la caída a la Tierra sin control de varios de ellos; al menos han sido detectados 60 casos, algunos muy llamativos, como las 20 toneladas de chatarras procedentes del Skylab, que se dispersaron por Australia y el Índico en 1979. Otro caso significativo ocurrió en 1997, cuando el cohete Delta se estrelló en una granja de Texas a solo 50 metros de sus habitantes.

El propósito último de la conservación es mantener la biosfera en una óptima y saludable condición. La conservación es esencial para la supervivencia humana, porque la vida depende del funcionamiento de la propia biosfera; la relativamente estrecha capa de aire, el agua, la tierra..., todas las formas de vida existentes sobre ella.

Espero y me gustaria que con todo lo que sabemos sobre el tema, las publicaciones, reportajes televisivos y demás, tomemos un poco más de conciencia en preservar lo que nos rodea, incluido el espacio exterior.

Por un futuro mucho más limpio...

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